Nos llegan algunas fotografías de un punto negro para los peatones que quieren acceder al parking del mercado central, el cual hemos venido en llamar como «el escaloncillo de los morrazos», cuyo defecto de diseño en el pavimento es tan imperceptible que casi nadie llega a imaginarse lo peligroso del mismo haciendo bueno el dicho de que a veces son las cosas nimias las que producen mayores quebraderos de cabeza, quebraderos de cabeza que,  en lo que aquí concierne, podemos interpretarlos de manera literal y no como una mera expresión literaria.

En la misma plaza de la ciudad donde pueden adquirirse, directo de Pagès, todo tipo de verduras incluidos magníficos pimientos morrones,  es donde está ese sitio concreto muy apto para adquirir, en este caso involuntariamente,  todo tipo de morrazos,  y no una, ni dos, ni tres veces, basta un pequeño descuido o tropiezo con la punta del  pie en el escaloncillo de escasos centímetros de altura y zas, directo de cabeza a la entrada del parking.

Tanto se han convertido tales morrazos en un hecho  frecuente que algún espontáneo parroquiano, de los bares aledaños, señaló el escaloncillo con un spray de pintura amarilla y ahora lo está  con uno de pintura rosa.

Afortunadamente la mayoría de morrazos sólo acaban en un buen susto, pero en otros, afortunadamente los menos, hay que echar mano de los servicios del 112.

Animamos desde aquí a quien corresponda a la eliminación de tan peligroso y traidorzuelo  escaloncillo.

Por Redacció