Ayer observé a unos niños corriendo, sonrientes y alborozados jugando con entusiasmo en la calle. Confieso que me invadió una sensación mezcla de felicidad y nostalgia. Antaño practicábamos juegos improvisados en los que dábamos rienda suelta a la imaginación. Asumíamos roles imaginativos de policía, ladrón, bombero, médico… Estábamos ensayando el aprendizaje de la vida. Sin embargo, actualmente, los niños son generalmente meros espectadores pasivos sedentarios. Permanecen horas absortos en las seductoras y adictivas pantallas de la televisión, de las tablets, ordenadores y teléfonos móviles que les abducen. Los jóvenes suelen estar solos. Habitan entre redes contemplativas. Cada vez hay más almas solitarias. Se acentúan las depresiones en la preadolescencia. Se crece en una virtualización falsa. Asistimos a una soledad no deseada socializada.
José María Torras Coll
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SIR CARLITOS ALCARAZ.
Sólo tiene 20 años. Es un prodigio del tenis. En el sufrido y apasionante duelo generacional venció ejecutando puntos de fantasía a Novak Djokovic, de 36 años. Controlando los nervios y con un tenis sublime derrotó, sacando su inagotable potencial, como si fuese un veterano a su rival. Alterna un potente saque con profundos golpes colocados a final de pista, con sutiles dejadas inalcanzables. Atesora la fuerza mental de Nadal, los golpes de Federer y tiene el portento físico de Djokokic pero con dieciséis años menos. El murciano de El Palmar conquistó la copa dorada de Wimbledon, en la catedral del tenis. El de la triple CCC, corazón, cabeza y gónadas , se impuso con autoridad. Su mentalidad, fortaleza y seguridad asombran. Consigue su Segundo Grand Slam. Se consagra como indiscutible número uno del mundo. Dominará en pista batida y ya lo hace en hierba. Su variedad de golpes y la velocidad que imprime a la bola auguran una nueva era de ensueño. Un futuro perfecto. Una alegría inmensa. Enorme, campeón ¡¡
José María Torras Coll
Sabadell