La acentuada polarización de la política española con el bloqueo político derivado del resultado de los comicios provoca una prolongada incertidumbre e inestabilidad en un delicado contexto económico de déficit y preocupante deuda pública. Ello, más que nunca, debería tomarse en consideración al afrontar la nueva legislatura de forma consistente en cuanto a la planificación económica y la marcha de la economía. Cobra protagonismo la locución verbal transitiva ,echar de menos, el consenso que fue el catalizador de la transición basada en los pactos para ,en estos momentos, abordar la deuda enquistada ,el desempleo, particularmente el juvenil, sin orillar el edadismo, y, de una vez por todas, desbloquear el órgano de gobierno de los jueces, al urgir los nombramientos del Tribunal Supremo, evitando una parálisis institucional inaceptable. A buen seguro, la mayoría del electorado desearía un gobierno con vocación de estabilidad, de gran coalición o de Pacto de Estado para la gobernabilidad sin tener que humillarse, mendigando apoyos de investidura contra natura con contrapartidas inconstitucionales. Por ello, debería actuarse, sin dilación, con altura de miras, con inteligencia y racionalidad, soslayando la pugna partidista y partidaria. El futuro no debe emponzoñarse.

José María Torras Coll

Sabadell