El escrutinio del censo CERA, es decir, del voto emitido por los españoles residentes en el extranjero concede al Partido Popular un diputado atribuido el 23-J a los socialistas, quienes ahora necesitarán el sí de Junts y no su mera abstención.

Ello complica enormemente la investidura del Sr. Sánchez como Presidente del Gobierno y nos sitúa ante un nuevo escenario todavía más complejo.

Es harto improbable que Junts, con sus siete diputados, dé el sí al PSOE. Por otra parte, es aún más difícil, por no decir imposible, que el PNV apoye al PP, y se antoja impensable que Junts pudiese negociar con el Partido Popular que se halla en las antípodas.

Ello aboca irremediablemente, ante el bloqueo político, a nuevas elecciones, a repetir los comicios, pues el actual enfrentamiento entre los dos partidos políticos mayoritarios, lastrados por los partidos extremistas o que abogan por aperturas inconstitucionales, no depara un entendimiento de coalición.

Esa situación de pegajoso enquistamiento, de bloqueo, podría haberse evitado con la modificación de la ley electoral, en el sentido de que se respetase la victoria de la lista más votada o bien que se recurriese a una segunda vuelta de desempate entre los dos partidos políticos que han obtenido más votos, cual acontece en otros países de nuestro entorno, por ejemplo, en Francia, en Grecia, en Turquía, en Argentina, entre otros países, con esa institución electoral paradigmática, a fin de evitar períodos de interinidad con la consiguiente parálisis institucional, incertidumbre y con el problema añadido de la aprobación de los presupuestos generales del Estado.

Esta segunda vuelta es un mecanismo presente en algunos sistemas electorales avanzados que consiste en realizar una segunda elección limitada a los candidatos que más votos obtuvieron en la primera elección -habitualmente los dos primeros-, en caso de que ningún candidato haya obtenido un mínimo de votos preestablecido. Entre las finalidades del mecanismo se encuentra la intención de dotar al candidato ganador de una mayor  representatividad y legitimidad, así como dificultar el triunfo de ciertos candidatos o partidos políticos, promoviendo la regla de «unirse contra el mal menor» y la noción de voto útil​.

Los políticos tienen que asumir la responsabilidad que les pertoca en esta complicadísima coyuntura.

Un momento histórico en el contexto de un descomunal enredo político.

José María Torras Coll

Sabadell