Se va el tabaco, vuelve el porro.

Vuelve el porro y los porreros, nunca se fueron del todo, pero ahora han vuelto con fuerza inusitada; no escarmentamos. 

Ciñéndonos a esta ciudad, parece que ya nadie se acuerda de la visita al Infierno que realizó una parte considerable de la juventud del año 1980/1981 y siguientes, años en que empezó el pudrimiento de toda una generación cuando alguna inteligencia malévola pensó, en los inicios de la Transición, que una juventud “endrogada” era preferible a una juventud consciente, y el país quedó inundado de droga; el porrerismo sólo fue un aperitivo de lo que vino después, hoy ya se sabe que la guerra de Afganistán contra la ocupación soviética (1979-1989) se financió con el tráfico de heroína, producto del cual dicho país es el mayor productor mundial.

Tras esos años terribles parecía que la sociedad había quedado vacunada y durante bastante tiempo las cosas transcurrieron en general como si ello fuera así. 

Sin embargo años después surgieron las drogas sintéticas, las pastillitas de distintos colores que llenaron de ingresados forzosos los departamentos de psiquiatría de los hospitales. Muchos de los afectados, prácticamente la mayoría de ellos, gente joven, chicos y chicas, que incluso han de estar en «contención» mientras se les encuentra el «coctel» adecuado de medicamentos. Si alguien quiere saber qué conlleva una persona en contención, sólo hay que pensar en la escena de la niña «en contención» de la película «El exorcista».

Estos chicos y chicas habrán de medicarse de por vida para regular la esquizofrenia que les ha provocado el consumo de alcohol mezclado con «pastillitas».

Tras las drogas sintéticas, que no se han ido del todo, ha vuelto el porro, ya no hay que traerlo del Rif, lo tenemos aquí mismo, cunden en Cataluña en general y en Sabadell en particular las plantaciones, no sólo en fincas en el campo que parecían abandonadas a todo tipo de cultivos, también en locales y pisos ocupados y con la luz pinchada al suministro eléctrico público, ¿tendrá esto algo que ver con la espectacular subida del precio de la electricidad?, grandísimo negocio junto con la trata de blancas, la venta de armas y el tráfico esclavista, que está generando en la calle una falsa sensación de prosperidad, es lo que los expertos llaman la «narco-economía», el dinero circula y nadie pregunta de dónde sale.

Ha vuelto el porro, se consume en público, así, tranquilamente, nadie se esconde, se puede oler por la calle, bien porque haya alguna plantación cerca en algún ático, terraza o patio de un inmueble o simplemente en macetas en el balcón, o bien porque se te cruce o se te siente al lado un «bien emporrao” y se te quede en la pituitaria durante minutos el olor que desprende.

Vuelve el porro, ya se sabe, esa droga mata lentamente, pero como nadie tiene prisa, pues eso, sigamos así, mientras el rebaño tenga hierba, hay alegría.

Por Antonio