Progreso fiscal

En su discurso de investidura, el ya flamante Presidente del Gobierno, anunció un incremento de los impuestos como contrapartida a un generoso programa social.

Sin embargo, no hay que engañarse.

El destino de lo que se recaude mediante la insaciable voracidad tributaria será para financiar el descomunal déficit público que se verá aumentado por las concesiones aceptadas a sus socios aliados.

Nótese que desde que gobierna el PSOE, en las recientes legislaturas, con los pactos para mantenerse en el poder, se producen más exigencias fiscales, el IRPF sacude a los trabajadores por cuenta a ajena sin escapatoria.

Son muchos los ciudadanos que tienen que decidir, al final de cada mes, el drama  existencial entre pagar el alquiler de la vivienda o comer.

Según las últimas estadísticas, ciertamente preocupantes, un 17% se hallan al borde de la pobreza severa.

La galopada escalada de precios mella en las modestas y no tan modestas economías domésticas. Los precios de algunos productos básicos de alimentación han subido la friolera de un 75%.

No hay desgravación fiscal por la adquisición de la primera vivienda, ni por contratar seguros, en especial, el de vida o el seguro para la Dependencia con el elevado coste que comporta la atención en una Residencia Geriátrica o Centro de Día. Para muchos ciudadanos prohibitivo.

No se incentiva el ahorro, se penaliza.

Pese a que el líder del PSOE recurrió, una vez más, al manido recurso populista, falaz, aseverando, ”prometiendo,  que las subidas de impuestos sólo las pagarán los “ricos, lo cierto es que la consecuencia de esas políticas supuestamente sociales acaban repercutiendo en una mayor carga fiscal que soportan, padecen en sus carnes, la mayoría de los españoles, y, singularmente, la volatilizada clase media con fractura del Estado de Bienestar. Mientas el ansia recaudatoria del Gobierno no conoce límites, paradójicamente, bajo el mandato socialista, crece el número de millonarios en España, y, algunos han incrementado su riqueza en un 35%.

O sea, la conclusión es que les va bien.

La incontestable realidad, no empero , es que muchas de las medidas adoptadas en la extinta legislatura se han demostrado fallidas, como las nefastas consecuencias de la denominada, con proclama populista, La ley por el Derecho a la Vivienda, con la espectacular subida de los alquileres, la estrepitosa caída de viviendas en venta, el fallido control de los alquileres, la implosión del indigno recurso residencial basado el alquiler de una habitación que se ha extendido en las grandes ciudades .La carga del sobrecoste de las pensiones a las cotizaciones sociales de las empresas. La penalización de las autonomías en sus competencias fiscales cuando deciden reducir impuestos, y, en contrapartida irritante, la condonación de deuda multimillonaria a los socios privilegiados que deberán sufragar todos los contribuyentes, hipotecando su futuro.

Pero, pese a tales obviedades e inquietantes evidencias, quienes tienen la responsabilidad de gobernar se erigen con altivez, ufanamente, en abanderados del progreso.

José María Torras Coll

Sabadell

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