Deseos.

Con la llegada de la Nochevieja despedimos un año que se recordará por la profusión de acepciones, como polarización, crispación, y, sin duda, amnistía. Al estrenar año nuevo solemos hacer balance vital del fenecido y formulamos ilusionantes propósitos de futuro, poniendo proa a deseos y esperanzas. Todo un mérito, en una sociedad presentista, caracterizada por la compulsiva inmediatez. Lo cierto es que, si bien concitamos con la ancestral liturgia de esa inveterada tradición, no solemos cumplir con los propósitos, tales como adelgazar, hacer deporte, gimnasia, dejar de fumar, ahorrar, estudiar algún idioma, y, si me apuran la recomendable dieta digital ante el ingente uso de las redes sociales que ya se diagnostica, en algunos casos, como trastorno de adicción a internet (IAD), etc. Lo destacable, no empero, es el significado, la fuerza moral, esa enhebrada ilusión de futuro. El 2023 se recordará, entre otros acontecimientos, por el viralizado beso “robado” de Rubiales a Jenni Hermoso que será protagonista televisiva dando las campanadas. Para este estrenado 2024, con promesa de renovación, de promesas de nuevos comienzos y retos, así como buenos propósitos, deseo  diálogo fructífero, concordia, paz (fin a las cruentas guerras ,al belicismo ), solidaridad, serenidad, más seguridad ciudadana, plena ocupación laboral ,dignificación salarial, acceso a la vivienda para todos, garantizar la asistencia geriátrica, paliar la soledad indeseada y combatir la pobreza. Y, sobre todo, mucha salud y procurar ser felices y, a poder ser, que se cumplan nuestras expectativas.

José María Torras Coll

Sabadell

Deja un comentario